miércoles, 30 de marzo de 2016

El O.V.N.I. que vino a comer roscutrera.



Entre mis archivos del blog, cuento con este correo electrónico dirigido a mi persona, junto con el mismo, como archivo adjunto les muestro la foto que lo acompañaba. La cara de las personas que aparecen en primer plano ha sido pixelada para respetar su intimidad.

Tal vez ustedes vean en la misma una especie de broma ya que después del montaje del OVNI de la Villa-Franca, me parecía de mal gusto el publicarla. Pero como podrán comprobar por la fecha del evento han pasado ya mas de un año, y me parecía (valga la redundancia) algo egoísta el no publicarla y no dar a conocer lo que aquel hombre fotografío aquel domingo de carnaval del año 2015 y tuvo la deferencia  de enviármela.

La carta que recibí un día 04 de marzo de 2015, dice así:

Muy señor mío,

Soy un aficionado a la fotografía de Toledo. Habitualmente hago fotos en eventos de su pueblo (Villafranca de los Caballeros) y las publico en la web de un amigo **********. Nunca me he planteado retratar el fenómeno OVNI, entre otras cosas porque no he sido nunca testigo del mismo, hasta ahora. En el caso que nos ocupa estaba dejando constancia de la Fiesta de Ánimas de su pueblo, que este año ha sido declarada de Interés Turístico Regional. La hora pasaba de las cuatro de la tarde de aquel domingo y compartía calle con centenares de visitantes y con otros fotógrafos. Algunos venían a cubrir a políticos y molestaban bastante. Recuerdo que estuve bastante nervioso casi toda la tarde por ese motivo. Ocupado como estaba en enfocar a los miembros de las mayordomías, confieso que no presté atención al cielo. Terminé la tarde compartiendo un café con una amiga y nos retiramos sin más historias cada uno a su casa. 

Varios días después, repasando en mi casa las fotos me percate de la "anomalía" de la foto que la cámara nombró como IMG_1987.JPG. Se trataba de una Canon 7D. Enseguida revise el resto de las fotos por si aparecía el objeto en alguna otra. Pero no hubo suerte. No salía en ninguna más.

La anomalía puede verse en el cuadrante superior izquierdo sobre las casas. Tiene forma alargada, como de tubo. Desconozco si se trata de algún efecto secundario del mecanismo de la cámara, un insecto, o qué. Al principio pensé que podía ser un "rod"... pero me declaro totalmente ignorante en esa materia. Por esa razón adjunto la foto por si usted la quisiera publicar en su blog.

Gracias por todo.

Un saludo

domingo, 20 de marzo de 2016

Cosas que me joden...



Todavía recuerdo el último programa de Milenio 3, todavía recuerdo los lloros y sollozos de sus integrantes, todavía recuerdo a Iker Jimenez jurar y perjurar que no había otra cosa, que dejaban el programa debido a la saturación de trabajo, la tele da mucha faena y aunque le habían ofrecido el oro y el moro en la Cadena Ser se iban, como decían los antiguos verdugos españoles, con la musica a otra parte. En este caso según decía tanto él y su esposa a descansar y realizar una especie de merecida conciliación familiar.

¡Ya! La verdad que a mi, que soy un mal pensado, tanto llanto y tanto sollozo en directo me hizo sospechar que la verdad es que Iker Jimenez & Family se iban a otra cadena o medio de comunicación para seguir con sus historias y misterios. Y la cosa es que no me equivoque pasados unos días el propio Iker Jimenez anunciaba su nuevo programa Universo Iker que iba a ser emitido a través de Radioset, una especie de plataforma del mismo grupo que la cadena Cuatro, que mira tu por donde es por donde se emite Cuarto Milenio.

El caso es que Iker Jimenez & Family metió a su audiencia, como se dice en la Villa-Franca, una trola del quince. La verdad sea dicha es que a mi eso en realidad me da igual ya que yo hoy por hoy no tengo acciones, ni ningún tipo de preferencia por la Ser.

Pero lo que realmente me jode y me jode mucho es lo siguiente: Universo Iker esta diseñado como una especie de podcast para escuchar en diferido, como todo podcast este se puede escuchar o descargar desde la pagina Web de Radioset o bien desde la aplicación o la pagina Web de Ivoox, ya que Universo Iker tambien se encuentra en este sitio. Y es aquí donde empieza el mosqueo, ya que yo uso para gestionar y escuchar podcast un programa cliente llamado gPodder que funciona mediante suscripción por RSS. El caso es que me metí como en muchas ocasiones en la pagina de Ivoox y al ir a consultar el RSS de Universo Iker me salio al igual que un aldabonazo el siguiente mensaje: El feed de este podcast no es público.

Este enfado “a priori” para algún tecno-paleto que otro, de esos que a la pregunta de ¿que navegador usas? Contesta que un google, que lea el presente articulo pudiera parecer desproporcionado, fruto de una chorrada o de sectarismo por el software libre al borde de la psicopatía. Y tal vez tendrían razón, si no fuera por que tengo la oscura sospecha de que el feed de Universo Iker no es público para obligar a todo hijo de vecino que decida escucharlo, a oírlo o descargarlo a través de su pagina Web o de la App o Web de Ivoox, obligando a todo hijo de vecino a oír y ver durante el proceso un montón de publicidad.


A día de hoy y a decir verdad, sigo y escucho (no veo) a Iker Jimenez, a día de hoy y decir verdad, este hombre me sigue pareciendo un gran comunicador, a día de hoy y decir verdad tengo a Cuarto Milenio y Universo Iker entre mis suscripciones de Ivoox, aunque esto en algunas ocasiones, me mosquee y me joda mucho.

sábado, 19 de marzo de 2016

¡Windows, cada día me das mas asco!.


La afirmación del titulo pudiera parecer exagerada e incluso sectaria, pero en mi caso es la verdad. Ayer mismo le pedí a mi amigo Mhyst que me hiciera el favor de limpiar el ordenador de una amiga, el ordenador en cuestión era un portátil con Cuatro Gigas de RAM y procesador Intel Core I5 con Windows 8.1.

El cacharro estaba “petadisimo” de virus y malware, ya que para mayor gloria y protección, su dueña tenia instalado dos antivirus, uno el AVG y otro el Avast, ambos gratuitos y en mi opinión nada confiables ya que considero a estos ingenios como malware puro y duro, como diría mi padre: lobos disfrazados de corderos.

El chisme pese a poseer un procesador I5 mostraba una lentitud pasmosa, la cosa empezó a mejorar cuando Mhyst, logro desinstalar no sin algún que otro reinicio obligado estas dos “mierdas” que se dicen antivirus, luego paso a limpiar el chisme de virus, addons y malwares varios, unas veces usando el asistente de desinstalación y otras a la “fuerza bruta” borrando primero desde las carpetas y después desde el registro, maniobra esta realmente peligrosa si no sabes lo que estas haciendo. Poco a poco la cosa fue quedando limpia y el cacharro volvía a espabilar y mejoraba bastante su velocidad de respuesta.

Después como viene siendo habitual terminamos la faena con la instalación de Malwarebytes donde tras ponerlo a funcionar aún logro identificar 2471 archivos sospechosos.

Todas estas “retronicas” nos llevaron dos horas de reloj, entre desinstalaciones, reinicios y actualizaciones obligatorias de Windows, ya saben; no toque, ni apague el equipo este se esta actualizando.

Bueno, dije yo, creo que el chisme a quedado bastante bien. Eso hasta que su dueña, mi amiga, vuelva a navegar por sitios peligrosos y no me refiero solamente a la pornografía, si no también a sitios de ventas de inocentes artículos o productos, , el sistema o ella misma vuelva a instalar cosas que no debe o simplemente el sistema de archivos de Windows se corrompa y todo el invento se vaya a la mierda.


Ya que a Windows le pasa lo mismo que  aquel del Gitano del chiste que tenia que picar una pared y empezó a sudar, primero le sobraba la chaqueta y se la quito, después le sobraba la camisa y se la quito, después le sobraban los pantalones y se los quito, llego incluso a quitarse los calzoncillos, hasta que se dio cuenta que lo que realmente le sobraba y le hacia sudar era el pico. Pues lo mismo que al gitano le pasa al ordenador. Este se comportaba de una forma lenta e inestable debido a los virus, addons y malwares que tenia, pero la principal causa de tales problemas era el propio sistema operativo, y es que Windows hoy por hoy, en mi opinión, sigue siendo una puta mierda.  

sábado, 5 de marzo de 2016

Capitulo V: Un encuentro inesperado


Un día se me acercó otro músico mendigo. Era una tarde fría del noveno mes y yo intentaba arrebujarme en mi manto, pero lo llevaba sujeto de tal manera que no lograba escapar a la incomodidad del viento.

-Muchacho, llevas mal puesta la toga-. El extraño se aproximó y me indicó como debía llevar la prenda en torno al cuerpo. En realidad no era la primera vez que cruzábamos nuestras miradas. Le había visto algunos días no demasiado lejos de las esquinas donde yo trataba de congraciarme con los viandantes y conseguir algunos fips o un poco de comida con el triste sonido de mi flauta. En más de una ocasión había notado que el hombre dirigía alguna que otra mirada furtiva en mi dirección al cruzarnos durante el día. Otras veces había escuchado yo el lamento de su laúd en el aire, tan dulce a los oídos, en el cálido aire de una tarde de verano.

-Con este viento no ganaremos hoy nada más. Conozco un sitio abrigado para pasar la noche. ¿Me acompañas?

Intenté buscar una escusa para no ir con él, pero no logré encontrar ninguna. A pesar de mi reticencia y la lógica desconfianza, me pareció buena idea buscar refugio ante una noche que se barruntaba fresca. Y si aquél hombre tenía algo contra mi, lo mismo podía matarme allí mismo que en cualquier otra parte; puesto que no se veía a nadie en donde nos encontrábamos. Así que acepté.

El refugio era un pequeño templo abandonado a dos o tres manzanas de distancia. Había sido construido antes de las obras de la gran autopista Nueva Nakasendo. Los cimientos rodeaban al viejo santuario casi por completo, logrando ocultarlo a vista del transeúnte. Al aproximarnos, mi acompañante miró hacia atrás y me empujó tras un recodo del camino tapándome la boca con una mano. Mis más oscuras sospechas sobre mi colega parecían a punto de cumplirse, pero no pasó nada más. Me hizo un gesto para que permaneciera en silencio, me soltó y me indicó el camino que ambos recorrimos intentando no hacer ruido. Tras un entramado de cimientos e inmensas vigas de hormigón que se cernían como telarañas sobre nosotros y a nuestro alrededor, llegamos de sopetón a un espacio completamente irreal y anacrónico. Rodeados por un jardín de plantas marrones por la escasa luz del sol que recibían y delante de un pequeño estanque paradisíaco, se levantaban los maderos de una pequeña ermita shinto. El tejado magnífico del tipo irimoya tenía adosado a la parte delantera un hermoso pórtico con gablete de estilo Kara sobre cuatro columnas de las que colgaba una de esas cuerdas con tiras de papel que llaman shimenawa y que son uno de los distintivos del templo Sintoista o Shinto. Los paneles exteriores y la estructura de cedro parecían conservarse bien, pero los paneles shouji estaban muy descuidados y presentaban multitud de agujeros en sus láminas traslúcidas de papel de arroz.

El hombre me guió por unos escalones de piedra sin labrar y franqueamos la entrada del santuario. La campana y los gruesos cordajes que servían para hacerla sonar yacían en el suelo inertes. Dejándome dentro volvió a asomarse sigilosamente al exterior. A los pocos segundos volvía con cara de preocupación. Me empujó a la parte trasera del templo, en donde se puso a mirar el suelo. Al parecer había algunas tablas sueltas, porque acto seguido lo vi levantando una e hizo un gesto para que le ayudara. Una vez hubimos hecho hueco, bajamos al entresuelo y volvimos a poner en su sitio, haciendo el menor ruido posible, las tres o cuatro tablas en el lugar por donde habíamos bajado. Había el espacio justo para gatear y así nos deslizamos como pudimos, prácticamente a oscuras, a la zona más sombría. El lugar estaba seco pero muy sucio. Resultaba desagradable y estuve a punto de protestar en voz alta. El músico me lanzó una mirada que me conminó a permanecer en silencio. No entendía nada. No se oía el menor ruido. Pero él me tocó el hombro y señaló la luz que entraba por las rendijas del piso. Al principio no logré atisbar nada, pero de pronto me di cuenta. No se veía gran cosa, sólo acertaba a columbrar el movimiento de unos ropajes, pero definitivamente, allí arriba había un hombre que guardaba silencio e incomprensiblemente no hacía ningún ruido al caminar. Ni las tablas más frágiles del estrado se combaban bajo su peso, así que no chirriaban en absoluto. Aquello parecía brujería. El hombre recorrió la estancia hasta que llegó justo encima de nuestro escondite. Transcurrieron unos minutos que a mi me parecieron horas, en los que el hombre permaneció inmóvil tan sólo escuchando. De repente me pareció que mi respiración sonaba demasiado fuerte. Intenté contenerla el tiempo que pude, pero entonces fue mi corazón el que empezó a latir de una forma que se diría que iba a saltar de mi pecho. Aquel ruido empezó a sonarme tan estrepitoso que me parecía imposible que no nos detectara. No pudieron ser más de dos o tres minutos, al cabo de los cuales entró en la ermita otro hombre. Eso hizo que nuestro silencioso amigo se relajara y volvieran a hacer efecto en él las leyes de la física. Un poco de polvo se deslizó por entre las rendijas del piso obligándome a parpadear.

-Nos han dado esquinazo, este maldito entramado de cimientos es un laberinto -se quejó el primero, cuya voz resultó ser sorprendentemente juvenil.
-Volveremos a encontrarlos tarde o temprano. Busca una posada. Hoy dormiremos bajo techo. Proseguiremos nuestra misión mañana -adujo el segundo con serenidad. Su voz, en cambio, era ronca y más propia de un hombre maduro.
-Pero, maestro... Se nos ordenó que no perdiéramos de vista al muchacho. Nunca hasta ahora lo habíamos perdido.
-¡Calla y haz lo que te digo! El chico se está haciendo pasar por un músico ambulante. Esa gente toca en las calles, en público. Además, sabemos que viaja hacia el oeste. Volveremos a dar con él, mañana.


Tan silenciosos como habían llegado, los dos hombres se fueron. Ese último intercambio de palabras dejaban claro que el perseguido era yo, cuando hasta entonces había supuesto que la cosa no iba conmigo y que mi desconocido compañero era el que estaba en problemas de alguna clase. Esperamos un largo rato antes de movernos. Aquella situación me había dejado helado. Ignoraba que me siguieran.