jueves, 14 de enero de 2016

Opinión: El tortuoso camino que lleva a la isla


Después de escuchar los últimos audios de converso72 en relación a su proyecto isla.vidasenred.com, uno se imagina una isla paradisíaca donde poder hacer un “uso justo” de las obras universalmente accesibles a través de Internet en otros sitios sin miedo ni peligro para propios o ajenos. Tal es así que ya llevo tiempo esperando que el susodicho ponga a término su proyecto.

Pero parece que la idea que todos tenemos en mente dista mucho de lo que converso piensa; pues no en vano, en algunos de sus podcasts, menciona pasaportes y DNI; y parece que pretende registrar a todo hijo de vecino que quiera hacer uso de la isla. Cosa que no entiendo. Esto y otras cosas dichas por él con anterioridad, me hacen dudar de la final y práctica utilidad de su, por otra parte aclamada, isla.

La primera cosa que deja entrever una y otra vez al hablar de la ISLA de marras es MIEDO, mucho miedo. Ya que él quiere hacer una serie de operaciones (descargas de contenido objeto de copyright) que cuando menos constituirían una infracción a la ley de propiedad intelectual; si no, según la legislación de otros países, un flagrante delito por el que podría ser procesado al igual que Kim Dot Com (que Dios se apiade de su alma). Ojo, no confundir con Kim Jong Un, ya que este tiene una bomba de hidrógeno y acojona bastante.

Lo primero que tendría que haber hecho, antes de suplicar la ayuda de su amigo Thordor, es llamar a un abogado, letrado en asuntos de Internet y en derecho internacional, que estudiando la confusa ley de propiedad intelectual sepa encontrar un modo de burlarla al igual que buscar alguna fisura que permita escapar también a la regulación europea/estadounidense (no sea que nos manden al F.B.I. y la jodamos). Conseguido esto, necesitaría de un desarrollador solvente y pagado (¿quizá por un crowdfunding?).

Sin estas garantías, ¿en qué se amparan las esperanzas de converso72 para ver finalizado su proyecto? La respuesta es LA REPÚBLICA DE SINGAPUR. Un bello país formado por sesenta y tres islas ubicadas en el sudeste asiático. Ya que es ahí es donde se ubica el servidor físico, propiedad de la compañía Digital Ocean, donde se aloja la ISLA. Con esta precaución de tener el servidor pecador fuera de las Españas, pretende escapar de la larga sombra de la legislación post SINDE. Pero he te aquí que ha ido a poner nombre a su isla en un subdominio de vidasenred.com, el cuál tras consultar el consabido registro whois (si no saben a lo que me refiero, les aconsejo consulten a nipegun), ha revelando harta información sobre su propietario (con pelos y señales, Iglesia Alfa y Omega incluída). Creo yo que con esto, y por muy torpe que sea la autoridad competente, lo pillan fijo.

Sirva hasta aquí este torpe relato para narrar los sueños y anhelos de converso72 compartidos íntimamente por el abajo firmante. La triste realidad es que isla.vidasenred.com actualmente no es más que un humilde blog de WordPress con apariencia noventera (ya que su interfaz recuerda mucho a los juegos de arcade con esas dos antorchas coronando la página). Falto de contenidos y sobre todo de archivos descargables dignos de mención.

Y como a perro flaco todo son pulgas, este tristísimo dueño quiere nos poner, en palabras de Lázaro de Tormes, DNI y pasaporte a todos los aldeanos (isleños) para que si alguno ha de buscar con qué entretenerse haya más a quién culpar de la fechoría.


Para terminar, ciertamente diré que converso72 ha sido para mi un referente a seguir en mi vida. Aunque ahora lleve algún tiempo fallando más que una escopeta de feria. Me explico: en ello hago alusión a sus recomendaciones literarias, televisivas y cinematográficas, no perdonándole su efusiva defensa de Mr. Robot (peñazo total) y de Los hombres que susurraban a las máquinas (libro de referencia de otros libros del mismo autor en donde los hackers y otras criaturas inteligentes de la escena brillan por su ausencia).

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