Hace
tiempo leí el libro de Tsutomu
Shimomura titulado Takedown, en donde el autor un experto en
ciber-seguridad
narra como ayudo al F.B.I en la captura del hacker Kevin Mitnick
apodado
“Cóndor” o también “El Fantasma de los Cables”.
En
el libro se narra como Mitnick consigue colarse en el ordenador de
Shimomura en el día de navidad de 1994 y robar
el
correo electrónico, software para el control de teléfonos móviles
y varios ficheros de seguridad en internet.
El
software de control de teléfonos móviles robado daba
la posibilidad de
que pulsando una combinación de teclas, el fulano que manipulaba el
móvil convertía este en un receptor de radio (scanner) con la
posibilidad de escuchar conversaciones de otros usuarios que
estuvieran utilizando la red.
En
relación a esto recuerdo la época de Moviline, la red de telefonía
móvil analógica de Telefónica
en los años 90
en la banda 900 Mhz. No
hacia falta ser un Kevin Mitnick para interceptar y escuchar
conversaciones telefónicas en esta banda, eso si de forma aleatoria,
solamente hacia falta un receptor de radio de VHF o UHF y un
transverter
para la banda de 900 Mhz. Yo incluso llegue a montar un transverter
en kit de la banda de 900Mhz a 27-28Mhz en FM. Por aquel entonces
utilizaba como equipo una President Linconl, recuerdo que el kit iba
a alimentado por una pila de 1,5 voltios ya que su idea original era
utilizarlo con un scanner
portatil o un walkie-talkie, como antena utilizaba un simple hilo, el
caso es que sintonizaba la salida de repetidor local de telefonía
móvil situado a escasos kilómetros de mi casa y que daba una señal
tremenda en
el equipo.
El fallo de seguridad del sistema era garrafal ya como se habrán
dado cuenta las llamadas telefónicas se realizaban de la misma
manera (sin
ningún tipo de encriptación o codificación de la señal)
que las trasmisiones de radio de la banda comercial
de FM, con la diferencia de que las emisoras comerciales utilizan la
banda de VHF (88-108 Mhz)
y la telefonía
móvil
analógica utilizaba
la banda de UHF (900 Mhz).
Otros
de los aspectos que me llaman la atención en el libro es cuando
Shimomura se refiere a ciertos archivos robados como ficheros de
seguridad en internet. Del libro se hizo una película llamada
también Takedown del
director Joe Chappelle,
aunque aquí en España se distribuyo con el nombre “Asalto
final” en donde se deja entrever la posibilidad de que entre los
llamados “Ficheros de seguridad de Internet” robados existiera
algún tipo de virus-gusano que el propio Shimomura, aunque trabajaba
para San Diego Computer Center, habría diseñado para la NSA con el
oscuro propósito de acceder de una forma no muy legal a ordenadores
ajenos.
Bueno
eso puede entrar dentro del terreno de la ficción, pero llama la
atención, lo en serio que se tomo Shimomura la captura de Mitnick y
los medios que utilizo para recuperar los archivos robados sin que
estos tuvieran posteriormente ninguna trascendencia publica.
Lo
cierto y verdad es que Kevin Mitnick fue detenido por el FBI el 16 de
febrero de 1995, gracias a la ayuda de Tsutomu
Shimomura que
dio con su paradero gracias a un rastreo de la señal de radio
procedente del teléfono móvil utilizado por Mitnick.
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