martes, 22 de julio de 2014

Opinión: El porque, algunos llamamos Pumby al diario Público.

Leo en el diario Público el articulo titulado Estuvimos horas pidiendo insulina y nadie nos hizo caso publicado el pasado 28 de marzo de 2014, firmado por Luis Gimenez San Miguel, en donde se narra la desgarradora odisea de una chica detenida tras los disturbios del 22-M.
Esta chica anónima, para evitar posibles represalias, nos cuenta como cuando se dirigía tranquilamente a su casa en compañía de un amigo, vio a unos chavales corriendo perseguidos por la policía, ella también se asusto y salio corriendo, cosa normal, yo mismo cuando veo a un Policía o a un Guardia salgo corriendo es tanto el pánico institucional que tengo, que incluso una vez vi al Cartero de Correos vestido con su chaquetón amarillo, me entro el pánico y salí corriendo, así que entiendo perfectamente a esta chica.
Continua esta muchacha su estremecedor relato, es injustamente detenida y cuando los malvados Policías, le preguntan si lleva algo en los bolsillos ella dice que no, aunque en realidad llevaba el móvil con el que pudo comunicar a sus amigos que estaba detenida, los Policías a la par de malvados debían de ser algo crédulos e incompetentes, mira si en vez de un móvil llega a llevar una pistola, un cuchillo o una granada de fragmentación, se lía parda, por lo que tengo entendido a las personas detenidas se les retira todo tipo de objetos al objeto (sirva la redundancia), de proteger a terceros y al propio detenido.
En fin, sigue el relato, y nos cuenta que a uno de los chico le habían pegado tanto que en Comisaria llego a mear sangre a si que lo llevaron al hospital, de nuevo en la Comisaria lo llevaron a un ascensor y le agarraron del cuello y le volvieron a pegar, llevándoselo de nuevo al hospital ya que le dolía el pecho, (no el cuello, por donde le agarraron) aquí paro de nuevo la narración, ¡joder! el servicio de urgencias en Madrid debe de funcionar de la Ostia, aquí en Castilla La Mancha vas a urgencias y te puede dar la pena negra esperando, mientras que ha este chico, víctima inocente de este sistema represor, lo traen y lo llevan como el que va a la feria.
Pero volvamos de nuevo al relato de nuestra heroína (¡ojo! no confundir con la que se pincha o se fuma), cuando le preguntan si designa abogado, ella requiere la presencia del equipo jurídico del 22-M, me rasco la cabeza y me pienso: pero vamos a ver este muchacha no ha dicho que no tenia nada que ver con este baile, que se iba a su casa, ¿como es que solicita a los abogados del 22-M?, no se, no se, demos al caso el beneficio de la duda, tal vez los nervios....
Es en este momento, cuando viene la parte más estremecedora del relato, los malvados policías le amenazan, ojo he dicho la amenazan con facilitarle u abogado de oficio, ¡Ostias Pedrín! son malos, malos malos, ¿quien de ustedes no sabe la función del abogado de oficio en una detención?, ¿no es para garantizar los derechos civiles y defender la inocencia del detenido?, ¡no!, en Madrid al parecer los abogados de oficio cumplen otra siniestra labor, tan siniestra que la Policía amenaza con llamarlos, ¡que viene el lobo!.
Nuestra protagonista muy perspicaz ella, solicito la presencia de un abogado concreto del equipo del 22-M, no de todo el equipo, al parecer todos los detenidos (21) solicitaron el mismo, este hombre aparte de hacerse de oro (la designación es de pago, mientras que el que de oficio es gratuito) debido de tener un trabajo de la ostia en cuanto asistencias jurídicas aquella noche.
Luego sigue con su relato, explicando como aun muchacho que se quejaba le apretaron tanto los grilletes que sus manos pasaron del color amarillo (llevaría cierto tiempo sin lavarse las manos o tal vez fuera oriental) a morado, otra chica diabética solicitaba su inyección de insulina, y estos sádicos no se la proporcionaban, en otro momento del relato nuestro héroes utilizando bolitas papel higiénico mojado intentan tapar el objetivo de una indiscreta cámara de seguridad, desatando la furia de los Agentes, y como los tuvieron ¡35 horas!, si han leído bien, 35 horas sin poder ir al baño, ni beber agua, pero vamos a ver, alma de cántaro no dices también que en las celdas había baño, y papel higiénico y agua para humedecer el papel higiénico y hacer las chorrada de las bolitas ¡joder! pues bebe y mea, y no intentes batir un récord Guiness, en fin como ven una autentica odisea, los calabozos de esa Comisaria, poco tienen que envidiar a los siniestros sótanos de la Santa Inquisición, , me pregunto si el Comisario de la misma se apellidara Torquemada.

Termino inquieto de leer el articulo y me pregunto: ¿que seria del chico que acompañaba a nuestra protagonista?, ¿desapareció?, ¿lo abdujeron los extraterrestres?, ¿llego a su casa?, y entonces caigo, ¿Público?, ¡Público!, pero si este es el diario al que Federico Jiménez Losantos llama Pumby, bueno ahora se por que, me quedo más tranquilo.

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