lunes, 7 de julio de 2014

Relato: El Jugador.

Hacia ya varios años que vivía apartado en una pequeña casa a las afueras de la población.
Vivía de una forma espartana de su pequeña pensión, en una casa pulcra, rodeado de viejas fotografías y recuerdos, tras la casa había un pequeño huerto, donde en primavera y verano entretenía sus horas en el cultivo de algunas hortalizas.
La casa disponía de agua corriente suministrada por un pozo que había en el finca, y de fluido eléctrico suministrado por una serie de baterías químicas que eran regularmente cargadas por un sistema mixto de placas solares y un aero-generador.
Vivía al igual que un ermitaño apartado de la sociedad, no le importaba nada, estaba completamente aislado del ruido del mundo, el grado de aislamiento era tal, que desconocía incluso quien o quienes en ese momento gobernaban el país, sabía que el Rey Felipe VI llevaba ya algunas décadas en el trono, recordó con una sonrisa en el rostro, cuando el nuevo Rey, que no joven, pues calzaba ya cuarenta y seis primaveras, las mismas que tenia él, cuando fue coronado, por aquel entonces destaco un personaje en España, ¿como se llamaba?, no lograba recordar su nombre, recordaba únicamente que lucia pelo largo recogido en una coleta, en las elecciones municipales, su grupo político, ¿como se llamaba?, llego incluso a ganar alguna que otra alcaldía y después, pues resulto ser como todos.
De aquella convulsiva época lo único que quedaba, eran polvo y sombras, la crisis tras largos años de lucha y recortes, había llegado a su fin, y la bonanza hacia años que se había asentado en el país.
Sus únicas posesiones tecnológicas eran un viejo Libro Electrónico al que ya había cambiado “tropecientas” mil veces la batería, una vieja tableta "Nexus 7" y un viejo portátil “Acer” con una obsoleta distribución de Linux, eran estos objetos más propios de figurar en un museo, que de formar parte del mobiliario de un hogar común, lo curioso del caso es que todavía estaban plenamente operativos, además la casa carecía de radio y televisión.
Leía sus libro favoritos en el Ebook y escuchaba viejos programas de radio en el portátil, su fonoteca al igual que su biblioteca virtual eran sus auténticos tesoros, viejo programas de misterio sonaban en los altavoces del portátil, las voces amigas de Iker Jiménez o Juan Antonio Cebrian, o maestros de de la talla de Jiménez del Oso o Germán de Argumosa, se habían convertido con el paso de los años en sonidos cotidianos dentro de su hogar.
Aunque su autentica pasión era el ajedrez, al principio empezó jugando contra el ordenador, hasta que un buen día descubrió una pagina WEB en donde se podían jugar partidas a través del correo electrónico, en las que podía hacer un movimiento semanal, es allí donde realmente pudo disfrutar de la esencia del juego, jugaba una media de cinco partidas simultaneas, su mente repasaba jugadas, estudiaba estrategias, maquinaba ataques y componía defensas, incluso algunas veces había soñado con alguna de las partidas pendientes, en donde las figuras del juego se transformaban y en la partida soñada regían extrañas reglas.
Fuera había empezado a nevar, se encontraba en esos momentos fumando en su pipa de brezo, sentado en su sillón favorito leyendo “El retrato de Dorian Grey”. Wilde resonaba en su mente a través de los siglos, gracias a los guarismos de tinta electrónica que mostraba la pantalla del dispositivo, en ese momento en el silencio del hogar fue roto por el sonido de un cascabel, se trataba en realidad de una notificación electrónica hecha desde la vieja “Nexus 7” alguien le estaba retando a jugar una partida.
Al desplegar la notificación vio que se trataba de “Jason_1988” de las Islas Seychelles, ¡viejo bribón! Todavía estaba vivo, ¿cuando fue la ultima vez que jugo con él?, ¿hace seis años quizá?, aquella vez se las hizo pasar canutas, para llegar a un final de partida declarando tablas.
¡Madre!, ya que que era así como llamaba al dispositivo, por favor acepta la partida.
¿Blancas o negras?, pregunto la agradable voz electrónica de Madre.
Negras, por supuesto y dando una larga calada a la pipa espero el primer movimiento.

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