viernes, 6 de junio de 2014

Posteando desde la cama.


Había logrado cortar la diarrea y los vómitos, el dolor abdominal había pasado  de fuerte a molesto, la fiebre había bajado a unas décimas. 
Se dio una vuelta en el sucio catre, el olor a gasóleo y orines estaba agravado por el calor que en ese momento golpeaba sin piedad la misera caseta de techo de uralita.
Siempre le ocurría lo mismo, el agua, debía de tener mas cuidado con el agua, después de tantos años deambulando en misiones internacionales por los mas inmundos vertederos de basura del mundo, tendría que tener mas cuidado con la jodida agua.
Se encontraba leyendo en esos momentos en su ebook, la novela de Mary Shelley,  Frankestein o el Moderno Prometeo, cuando llamaron a la puerta de la chabola, 
-top,top.
-Un momento, estoy desnudo dijo, se levanto en calzoncillos y cogió el revólver Astra Police cargado con seis cartuchos del calibre .357magnun que colgaba en su funda en el cabecero del catre, amartillandolo.
Al abrir la puerta se encontró con un chico de unos catorce años que le traía un saquito con arroz y una garrafa de agua de cinco litros, dejo el revolver, cogió la cartera y le dio un billete de cinco euros al chico.
-Gracias, dijo.
El muchacho asintió con la cabeza.
Volvió de nuevo al catre, retomando la lectura, en un momento dado levanto la vista del libro electrónico y se quedo mirando los objetos que poblaban la misera habitación, su ropa estaba doblada a los pies de la cama, su escopeta Franchi semiatomatica con su culata policial desplegada y cargada con diez cartuchos del doble cero, calibre 12, se encontraba al lado del cabecero de la cama junto al revolver.
Vaya mierda de vida, pensó, cualquier día de estos hacia el macuto y se olvidaba del asunto.
Volvió la mirada al Ebook, Frankestein leyó en la parte superior de la pagina de tinta electrónica, ¡joder! cada vez que leo alguno de los clásicos de terror pillo cagalera, recordó que tuvo también gastroenteritis cuando leyó Dracula de Brand Stoken, ¿donde fue aquello?, ¿en el Líbano?, o tal vez fuera ¿Guatemala?, ahora no recordaba donde, pero lo que era cierto es que esa vez debido al agua se tiro una semana en cama entre diarreas, vómitos, fiebre y dolor abdominal, leyendo Dracula.
Miro el reloj de pulsera Casio, todavía faltaban unos 25 minutos para que el satélite que le proporcionaría un punto de acceso a Internet estuviera en su horizonte, empezó a preparar el pequeño transceptor, desplegó la antena portátil, encendió la Nexus 7 y le enchufo un pequeño teclado de goma, "Cola Cao la bebida de los campeones", se leía en uno de los bordes.
Tenia que mandar un par de Emails a sus superiores, leería  noticias de actualidad y reservaría los últimos minutos de contacto GPRS para subir los últimos post ya escritos a su blog.
Si hace diez años le hubieran dicho que con un dispositivo parecido a una pequeña carpeta tendría  todos esos servicios no se lo hubiera creído, recordó los tiempos de la onda corta, voluminoso transceptores alimentados con pesadas baterías, y grandes antenas de hilo, para comunicarse a través de una señal de CW, telegrafía pura y dura dependiendo siempre del favor de los dioses a la hora de la propagación de las ondas.
Lo dicho, una puta mierda, encendió el equipo y empezó a revisar los correos electrónicos
recibidos.

P.D. Desde aqui si usted lo desea puede descargar los libros mencionados en el post: Dracula y Frankenstein o el Moderno Prometeo

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