jueves, 20 de febrero de 2014

Relato: (El Appeliano IX): El Calentón.

La erección duraba ya varias horas, maldita la hora en que leyó aquel maldito post titulado “Agarresela con papel de fumar” en ese blog titulado “Sobre ceros y unos” de ese descerebrado adorador del demonio linux.
Resulta que después leer el post con cierto desagrado, había visto la foto que adornaba el articulo, se trataba de un primer plano del trasero de una chica que tenia puestas unas braguitas con la sagrada manzana del Dios “Appol”, al principio lo tomo como un especie de insulto, luego la imagen se grabo en su cabeza de tal manera que no podía pensar en otra cosa.
Aunque con su “Macbook pro” habia buscado en internet la obsesiva imagen, cuando más le excitaba era cuando la veía en el blog de ese maldito fulano.
Fantaseaba con hacer “unboxing” junto a su adorada “Tania Pypoo” llevando esta puesta la sugerente prenda, o mejor aún la atractiva chica del “Appol Store” de su ciudad.
Cuando se comprara el nuevo dispositivo “appol”, pensó lascivo, haría el “unboxing”, no en la intimidad del hogar como tenía por costumbre, si no en la tienda al lado del atractiva dependienta, así respiraría junto a ella el sugerente perfume que desprendería el sagrado policarbonato.
Sintió un pinchazo en los testículos, el dolor era ya casi insoportable, tenía que buscar una solución, de pronto tuvo una idea, bajo corriendo al garaje de la casa, ¡joder!, no recordaba bien, era posible que todavía estuviera allí, o tal vez lo hubiera tirado, hasta en cuatro ocasiones estuvo a punto de caer de la escalera mientras bajaba, mierda, mierda, un sudor frío le corría por la frente y la espalda.
Al fin llego al garaje, como un loco empezó a revolver cajas, y si, allí estaba la caja de cartón que sirvió de embalaje a su “Macbook Pro”, la cogió casi con veneración y corriendo subió de nuevo las escaleras, dirigiéndose a toda prisa a su dormitorio, una vez allí se desnudo y poniéndose la caja en la cabeza olió mientras se masturbaba el leve tufillo a plástico nuevo, perdón policarbonato,  que todavía impregnaba la caja, al llevar al éxtasis, gritó “Appol is diferent”.

Lo curioso es que no vio fuegos artificiales, ni siquiera estrellas, si no manzanas, millones de ellas, de un sugerente color verde, como la dibujada en las bragas que tenía puestas la chica de la foto.

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