Llegaron por fin al
Aeropuerto de Ouklans en California, al acercarse al oficial de
fronteras bajo el rotulo de Line border este le pregunto:
-¿Nombre?.
-José Miguel Señor del
Oso.
-¿Motivo de su visita a
California?.
-Vacaciones.
Le hubiera gustado decir
la verdad, visitar las instalaciones del gran Dios Appol en Cupertino
(CA), pero los hermanos lee habían advertido que la Policía
Norteamericana se caracterizaba por tener muy poco sentido del humor.
-¿Nombre?, le pregunto
el oficial de aduanas a Borja-Mary
-Borja María Sanz,
mientras se quitaba los cascos ya que venía escuchando el ultimo
episodio de Appol cinco por uno.
-¿Motivo de su visita a
California?.
-Ver las instalaciones
del Dios Appol en Cupertino.
-¿Que coño dice?, le
pregunto el Policía, un negro del tamaño de un armario empotrado de
dos metros por dos metros.
Al pobre Borja-Mary se le escapo una
leve ventosidad.
-Perdón señor, quise decir
vacaciones, musito Borja-Mary.
-Bien pasen los dos, dijo el Policía.
En la estación de tren de Oakland
Airport Terminals que
les llevaría después de cerca de una hora hasta Cupertino Stelling
&, en pleno Valle del Silicio, empezó a fantasear con la
vista a la ciudad de Cupertino ya que caminarían por las mismas
calles por las que paseó el maestro, en una de esas calles, tal vez
viendo un escaparate o al volver una esquina se le ocurriera la idea
de diseñar el sagrado iPhone.
Después
de un ajetreado viaje en tren en el que Borja-Mary debido a los
nervios y al estreñimiento que sufría dado al elevado consumo
de manzanas, fue diez veces al servicio,
Cuando
por fin llegaron a la ciudad preguntaron por el Campus Appol, un
agradable taxista los llevo ante la entrada de las instalaciones en
forma de disco (manzana) del campus, al llegar al destino y bajarse
del vehículo, vieron la entrada del complejo ornamentado por las
banderas de los EE.UU, la bandera del Estado de California, y por
fin flameando al viento la bandera del Dios Appol.
Ante
esta visión los dos postrados de rodillas, murmuraban las sagradas
letanías “We can, we can “ y “Appol is diferent”, mientras
se hacían el signo de la manzana sobre el pecho.
Lo
primero que hicieron
fue hacerse una foto junto a la entrada con las banderas de fondo y
subirla a Twitter, al hacerlo sus dispositivos no dejaron de sonar en
diez minutos, eran mensajes de los hermanos appelianos, algunos se alegraban y
otros envidiosos
criticaban su periplo en la red social.
Con
sudor en la mano, Chemi “el Appelianio” pulso el timbre de la
entrada al complejo.
Continuara.......
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