Se incorporo en la cama y
miro su radio despertador, eran las 03:00 de la madrugada, no podía
dormir, se encontraba demasiado triste para eso, había estado
llorando en su habitación, desde la que vio la última Keynote a
través de Internet, el hecho de que no hubieran dado la Keynote en
Streaming a través de Appol TV, era ya una premonición.
Se debe tratar de una
prueba, pensó, pero volvió a recordar el temblor en la voz de su
querido podcaster, cuando con gran pesar y acompañado de un coro de
grillos nocturnos, menciono, si menciono la palabra decepción, eso
llegaba casi a la herejía.
Estaba desconsolado, el
Dios de Appol, les había abandonado, los peores presagios estaban
cumplidos, su mundo se desintegraba, recordaba la visión del Appol
5C, con su carcasa de plástico, ¡de plástico!, como si un demonio
chino venido del este se tratara, y esos colores, negros y pasteles
en fosforito, hay si Steve, levantara su cabeza.
Encendió su Ibad, nada
su podcasters favorita, seguía sin dar señales de vida, no había
grabado nada, que bien le vendría ahora oír unas palabras de
consuelo y apoyo.
Pensó que tal vez, se
tratara por una especie de castigo por un pecado cometido contra el
Dios Appol, se esforzó en recordar, si por alguna omisión en su
comportamiento hubiera cometido alguna falta, el nunca tocaba un
dispositivo Samsung, ni miraba siquiera un demonio chino, en cuanto a
ordenadores, hacía tiempo, que ni siquiera osaba pensar en otros
dispositivos que no llevaran su adorado logo, pensó, en la
repugnancia que sentía ante un ordenador con Windows,al que algunos
hermanos llamaban nido de virus, o recordó la vez en que sin querer
vio un ordenador con Linux, ese día no pudo reprimir las arcadas y
tuvo que correr al servicio donde irremediablemente vomito, no podía
soportar esa idea de libertad, ¿quien en su sano juicio, querría la
responsabilidad de tomar sus propias decisiones?,¿quien?, eso era
cosa de impíos, esos que llamaban Hackers con sus pintas extrañas
y sus costumbres más extrañas aún, estos individuos se preocupaban
y sentían inquietudes sobre el funcionamiento de sus dispositivos,
de esas cosas ya se encargaba el Dios Appol.
El cansancio le hizo
dormir, tuvo extrañas pesadillas, sobre una manzana gigante que le
perseguía y trataba de aplastarle, mientras veía entre brumas un
extraño robot de color verde que se reía de él con su risa
metálica.
Despertó temprano bañado
en sudor, se ducho y cabizbajo se preparo el desayuno, una tristeza
infinita le invadía, se sentó en la mesa y volvió a encender su
Ibad, vaya su podcasters favorito había vuelto a grabar, sin apenas
esperanzas se dispuso a desayunar y escucho la grabación.
No cabía en si de gozo,
el sol había vuelto a salir en su mundo iluminando un nuevo día, el
Dios Appol, no le había abandonado, todo había sido un mal
entendido, una falta de reflexión sobre las noticias recibidas, su
podcasters favorito le había informado de esas cosas, no se
perdonaría nunca su falta de fe, en esos momentos tan tristes.
El Appol 5C no tenía la
carcasa de plástico, era ¡policarbonato!, si policarbonato, pero no
uno cualquiera, no, uno especialmente creado por el Dios Appol, se
decía incluso que tenía propiedades mágicas, y en cuanto a los
colores, series limitadas con el propósito de atraer nuevos hermanos
a la fe del Dios Appol, con el tiempo estos dispositivos después de
cumplir su función evangelizadora, sería expuestos en la Appol
Stores como objetos de culto.
Postrado ante el cuadro
de Steve, con lágrimas en los ojos debido a la inmensa alegría que
sentía daba gracias al Dios Appol, mientras entre dientes murmuraba
la letanía, que el maestro en su día le enseño, We can, We
can...(Nosotros podemos, Nosotros podemos...)
Nuevamente era
inmensamente dichoso, volvía a pertenecer a la Elite.
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