La secretaria miro de
nuevo al hombre, llevaba viniendo día tras día, durante ya casi un
mes, al edificio que la gran empresa de comunicaciones White Star
tenía en la ciudad de Nueva York, quería ver al presidente de la
empresa, su jefe Clive Newton, pero este le daba largas y no le
recibía, el hombre vestido con un raído y viejo, pero limpio traje
gris, se limitaba a esperar leyendo en un viejo libro electrónico,
hasta que llegaba la hora de cerrar la oficina y entonces se
marchaba, para llegar puntualmente a las ocho de la mañana y seguir
esperando la ansiada entrevista.
-Nora ¿sigue ahí ese
pesado? Le dijo el presidente Clive a su secretaria a través del
dictáfono.
-Si señor presidenta
aquí sigue.
-Bien Nora hágalo pasar,
a ver que coño quiere, dijo el presidente.
Nora, la secretaria hizo
pasar al hombre, al lujoso despacho.
-A ver ¿que coño
quiere?, tiene usted un minuto exactamente para contármelo, después
de esto si no me convence lo echare del edifico, y diré a seguridad
que no lo deje pasar nunca más.
-Dígame un lugar donde
le gustaría estar ahora mismo, le dijo el hombre.
-¿Como dice?, pregunto
Clive.
-Que diga un lugar donde
le gustaría estar aparte de este despacho, repitió el hombre.
-¿Esto que es una
broma?, esta bien, me gustaría estar en el Hotel Gran Caimán de
Hawai, tomándome un martini.
Entonces el hombre, metió
la mano en el bolsillo y saco una especie de lo que parecía
teléfono móvil, y marco en su pantalla táctil una serie de
números, se produjo una fuerte explosión y del dispositivo salio un
fuerte luz blanca, Clive sintió una sensación de frío, apareció
de pie junto con el hombre, en una playa de arena blanca, junto a la
orilla de un mar de color turquesa.
-Pero ¿que coño?
farfullo Clive.
-Mire a su espalda, dijo
el hombre.
Al darse la vuelta, vio
la entrada de un hotel que le resulto familiar, Gran Caimán se podía
leer en el rotulo de su entrada, entonces el hombre manipulo de nuevo
su teléfono y tras el ruido y la luz, de repente apareció de nuevo
en su despacho de Nueva York
-¿Le interesa? Pregunto
el hombre.
-Me interesa, dijo Clive,
posando sus ojos codiciosos en el dispositivo, ¿que quiere a cambio
de eso?.
-Yo no quiero nada,
solamente un favor, ¿conoce usted a Grace Smith?.
El presidente de la Star
White, se encogió de hombros, en un gesto de desconocer de que le
hablaban.
-Se trata de una señora
mayor que limpia estas oficinas, la he conocido durante el tiempo en
el que estado esperando esta entrevista, tiene un problema familiar y
le haría falta cierta cantidad de dinero para salir del bache, con
unos cien mil dolares bastaría.
-¿Cien mil dice usted?,
Nora pase y traiga la chequera.
El presidente, hizo un
cheque a nombre de Grace Smith, por cien mil dolares, y dio
instrucciones a su secretaria, para que el cheque fuera entregado.
-Bien y ¿ahora que?,
pregunto el Presidente.
El hombre saco de nuevo
el extraño teléfono e introdujo de nuevo una serie de números,
tras el ruido y la luz y esa increíble sensación de frío,
aparecieron de pie en lo que parecía ser un bosque, estaba
amaneciendo el aire era limpio y frío.
-¿Usted no se acuerda de
mi?, pregunto el hombre.
-No, no le conozco.
-Me llamo Richard
Patterson, soy ingeniero, el dispositivo que ahora es suyo, lo
fabrique siguiendo unos planos de Nikola Tesla que encontré por
casualidad, le dio el dispositivo no sin antes decirle que tras los
dos viajes se había quedado sin batería.
-También soy el padre de
Rick Patterson el niño de siete años que usted atropello y mato con
su caro todoterreno mientras mi hijo montaba en bicicleta hace dos
años, ni si quiera asistió usted a las sesiones del juicio que se
celebro, por eso no me conoce, continuo relatando el hombre, mi mujer
Betty, se murió de pena, y como era una mujer profundamente
religiosa, me hizo prometer que no le haría ningún daño a a usted,
ya se encargara Dios de pedirle cuentas por sus actos me dijo antes
de morir.
-Esta usted loco, dijo el
Presidente, saco su caro teléfono móvil que era capaz de conectarse
a la red de satélites Iridium, por lo que tenía cobertura en todo
el planeta, aunque comprobó asustado, que el teléfono no tenía
cobertura, ¿Que le ha hecho a mi teléfono? ¿Donde estamos que no
tiene cobertura? Esto es imposible.
El hombre hizo un gesto
cansino y se sentó en un tocón del bosque.
-A su teléfono no le
pasa nada, usted a planteado la pregunta mal no se trata de donde, si
no de cuando, le informare que estamos a 50º 55'de latitud Norte y
101º 57'de longitud este, en la región llamada Tunguska, en
Siberia, ahora mismo son las 07:15 horas del día 30 de junio de
1908, por lo que aún no hay satélites de comunicaciones orbitando
la tierra que puedan dar cobertura a su teléfono, dentro de dos
minutos exactamente un cometa caerá en la región destruyendo un
total 2150 Km cuadrados de bosque, dicho esto se oyó en la lejanía una especie de poderosos trueno que aumentaba de volumen a medida que pasaba el tiempo, al parecer señor Newton, Dios
viene a pedirle cuentas por sus actos, y yo estaré aquí para verlo.
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