Hallabase
por aquellas fechas Facundo Bosque al que apodaban “el Gorrón”
requisitoriado para cumplir dos años de destierro y trabajos
forzados a cumplir en una mina de nitratos en Chile,, por diversos
robos y crímenes cometidos entre las villas de Alcázar y la
Villa-Franca.
Era
el tal Facundo hombre de baja estatura, rechoncho, de verbo fácil y
con un prodigioso Don de gentes, de tal fortuna, que como dice la
copla del gitano, si no te la mete de estrada, al final te la mete de
salida, era además personaje muy escurridizo y hábil en el manejo
de la navaja, ya que en cierta ocasión al verse acorralado en la
villa de Herencia, esgrimió una herrumbrosa “Cachicuerna” ante
el alguacil de aquella villa, de tal suerte que el de la Autoridad
resulto herido con una linda mojada en un costado y el bandido huyo
tirándose a través del ventanuco del mesón donde se encontraban,
perdiéndose en la negrura de la noche.
El
tal Facundo era también dado al vino y a las mozas, entre las
gentes de su calaña era también conocida su “alergia” a pagar
alguna que otra ronda de vino cuando se hallaba de parranda
acompañado de sus compadres, de ahí el apodo de “Gorrón”,
aunque estos tuvieran bien cuidado de no mencionar el apodo cuando el
mentado estaba presente ya que este montaba en cólera, y dando
grandes voces, informaba que estaba sufriendo picores en la
cachicuerna, picores que solo se quitaban si la enfundaba en la
barriga de algún desgraciado.
Andaba
por aquella época, Melquiades Fernández de Avilés, Jefe
Cuadrillero de la Santa Hermandaz Vieja de Ciudad Real algo picado
por las advertencias que recibió del Gobernador de la Villa de
Alcázar de San Juan en relación, a la captura del peligroso
“Gorrón”, pues aparte de la mojada dada al alguacil de Herencia,
el tal “Gorrón” era a la vez un Don Juan y entre versos y
carantoñas había dejado también preñada a una de las sobrinas del
Gobernador, que por aquella época andaba algo asilvestrada y con la
cabeza llena de pájaros.
*Saturnino- En menudo encargo nos metió el Gobernador.
*Melquiades -No te apures Saturnino que Dios dispondrá lo que haya de disponer.
Y
diciendo estas enigmáticas, palabras se dirigieron al mesón de la
Chela en la Villa-Franca, que esa anochecida había lanzado reto
consistente en que el villano que fuera capaz de comerse el solo una
sartenada de gachas de almortas, que allí llaman de titos, no
tendría obligación de pagar, ni gachas , ni el vino necesario para
regarlas.
Al
llegar a la puerta del mesón, llamó Melquiades a Cazuela, el nieto
de la Tía Filomena y le dijo que pasara dentro y le dijera a
Consuelo, que apodan “La Chela “ y regentaba el mesón que
asomara los hocicos a la calle.
*Melquiades -Consuelo ¿acudió el pájaro al reclamo?.
*Chela -Acudió, lleva bebidas tres jarras de vino y comida medía sartén de gachas, si sigue así no voy a cobrar y menudo negocio voy a hacer con los de las “mangas verdes”.*Melquiades -Vuesa merced, no se apure por esa inquietud, cuando sean cinco las jarras de vino, Consuelo, tenga la bondad de mandarme a Cazuela con la nueva.
Saturnino
miró a Melquiades, con cara de no entender el entuerto.
*Melquiades -¿Se acuerda vuesa merced cuando apresamos al tal Julio, que acusaban de Nigromancia?.
*Saturnino -¡Bien lo recuerdo vive Dios!, aquel al que denuncio el párroco de la Villa-Franca el tal Freí Alfonso, y que era barbero en Alcázar, que se le ocurrió pedir longaniza en tiempo de precepto.*Melquiades -Ese mismo, pues tuve parlamento con él y me dijo que en tiempos fue amigo de Facundo, y que harto de sus vilezas dejo de ser lo, este mismo también me dijo de su afición a las gachas y al vino, cuanto más si estos eran de “valdrán”, fue así como se me ocurrió el entuerto de las gachas y el vino de gañote, por eso ahí esta el desgraciado ganándose su viaje a Chile, aunque el ahora ignore todavía tal extremo.
Silbo
en ese momento Cazuela llamando la atención de los de las “mangas
verdes,” que sin perder un minuto se adentraron en el mesón.
Al
pasar vieron al Facundo de rodillas vomitando vino y gachas, con las
manos entrelazadas a la altura de la barriga, y que al ver de entrar
a los de la Santa Hermandad hizo intención de levantarse, pero al
realizar el esfuerzo solo consiguió manchar el cagalar, pues después
de un sonoro “pedo” se defeco encima.
*Melquiades -Pongámosle presto al cabrón grilletes, y dejemos al pájaro a buen recaudo, que con el asiento que lleva, no le han de quedar ganas de mostrar la navaja.
*Saturnino -¡Voto a Briós! Melquiades, aunque haya comido gloria, sin duda cago mierda, vaya hedor.*Melquiades – Pues apúrese vuesa merced, para pasar el paquete al alguacil de la Villa-Franca y que le haga compañía en la cárcel de la villa.*Chela - ¿Y a mi quien me paga la pitanza?
Quitole
entonces Melquiades la bolsa a Facundo y tirándosela a la Chela le
dijo:
*Melquiades
Coja vuesa merced la bolsa ¡y a callar!.
*Chela
-Siendo así la cuestión, sepa vuesa merced que mi raco queda bien
tranquilo.
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