jueves, 31 de octubre de 2013

Relato: De cuando el Tio “Barbaro” estuvo cenando en casa del “Pedigueño”.


Aconteció que después de la poda, el Frei D. Alfonso de Lujan y Cañizares de la parroquial de Villafranca, paso recado a un conocido de la localidad de Alcázar de San Juan, para que buscara un mozo de esa localidad, a fin de recoger los sarmientos de la viña, ya que andaba enfadado con los mozos de Villafranca, después de los sucesos de Semana Santa.
Ruperto el de la Señora Graciela, vecino de Alcázar, llego a la casa del Frei, entre dos luces, mozo fornido, de carácter bonachón, conocido en la comarca por la hazaña del borrico, ya que cierta vez llevando la bestia cogida del ronzal, le salio al paso un alguacil del pueblo de Alcázar, y le dijo, que por la calle por la que quería pasar tenia prohibido el paso de bestias y carruajes, preguntole entonces Ruperto, si por la calle podrían pasar personas cargadas de bultos, el alguacil, le dijo que si, que por la calle caminando, podían pasar personas cargadas o descargadas. Sin mediar palabra y ante el asombro del alguacil, cogió Ruperto con toda su carga de aperos al borrico y se lo hecho al hombro, cruzando después la calle, desde entonces en la comarca a Ruperto le apodaban el Tío “Bárbaro”.
*Tío Bárbaro- Buenas noches Padre, vengo de parte de Remigio,al que apodan Usurero, amigo de vuesa merced, para la recogida de los sarmientos.
*Frei Alfonso -Remigio Cervantes se llama, y te digo mozo, que en mi casa no consiento nombrar apodos , ni motes. ¿Tendrás hambre?.
*Tío Barbato – Pues vera Padre, después del paseo de dos leguas y media desde Alcázar aquesta Villa, por el camino que los “cheleros” conocen por el de los “Pozos de Navarro”, si, se me abierto algo el apetito.
También era costumbre en la Villa, que el amo, que era como llamaban los villanos al patrono, diera aparte de salario manutención al criado, es por lo que Frei Alfonso, mando a la señora Blasa, poner cena al mozo antes de irse a dormir.
*Frei Alfonso- Prepare vuesa merced, dos huevos fritos al mozo, pero sin acompañamiento de tocino, ni chorizo, que de noche carne o longanizas piden mucha agua y dan mucha sed, y es menester que el mozo descanse bien para la faena de mañana.
Presento la Señora Blasa, a la mesa un plato con dos huevos viudos, acompañados de hogaza de pan y una fuente de higos secos, para que el mozo comiera algunos de ellos de postre tras la cena.
Repizco, a repizco, comió el mozo el pan, al cual mojaba con tal dulzura en los huevos, que para romper la yema de uno de ellos llevo comida media hogaza, cuando termino con los huevos del plato, la hogaza de pan que hubo encima de la mesa había desparecido.
Toco luego el turno a los higos, que uno tras otro fueron desapareciendo de la fuente, hasta que el mozo, se metió entre pecho y espalda algo más de kilo y medio.
Frei Alfonso, al ver esto, le dijo algo enfadado al mozo.
*Frei Alfonso – Tiene vuesa merced, buenas hambres.
*Tío Bárbaro – No crea Padre, soy mozo algo leído y sigo una de las máximas del gran Paracelso, que dice, desayunos de Príncipe, almuerzos de Rey y cenas de Mendigo, si su paternidad quiere comprobar mis hambres, veame en el almuerzo de mañana, que entre el sano aire del campo, y la dureza de la tarea, a buen seguro estoy que se me abrirán las hambres.
Al oír esto, tornase la faz del Frei en colorada a causa de la indignación y a dirigiéndose al mozo esto le dijo.
*Frei Alfonso -Pero esto no lo he yo de ver en mi casa. Tenga la bondad vuesa merced de coger hatos y aperos y volverse por donde a venido, que el primer aire de la noche es saludable tanto para la digestión, a si como para el paseo de volver a su villa. Que ya encargare yo mesmo al Remigio, que busque mozo menos leído en Paracelso y más leído en San Benito, y siga así su máxima “ora et labora” (reza y trabaja), a ser posible dándole más a las manos recogiendo sarmientos, que a la boca tragando pan y pitanzas salidas de mis costillas.

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