Llego ya de anochecida
Meliton el de la Tía Genara al que apodaban en el pueblo “El Tío
Amores”a la casa del cura, era mozo de seso vivo y pícaro,
aficionado a la chanza y la burla, que era conocido en toda la
comarca por la hazaña de los cuescos, ya que en cierta ocasión le
convoco su patrono, y le dijo, “Man” dicho “Tío Amores” que
por las mañanas, cuando vas a trabajar les vas oliendo los cuescos a
todos los gañanes, el Tío Amores lejos de enfadarse por la afrenta,
ya que en esa Villa insinuar siquiera que un hombre es bribón se
toma por gran afrenta, mirando socarrón al patrono le contesto, ¿A
que no lo han dicho a vuesa merced, que al atardecer, son ellos los
que me los huelen a mi, dejando claro que le daba igual que dijeran
que se iba el ultimo a trabajar y volviera el primero, la anécdota,
corrió de boca en boca por el pueblo para gran chanza y burla en
perjuicio del patrono.
Cuando abrió la puerta.
La señora Blasa, la gobernanta del cura, el Tío Amores le pregunto.
*Tío Amores-Señora
Blasa, ¿no esta el señor cura en la casa?.
*Señora Blasa -Hay hijo
mio no esta, se ido en “ca” el Tío Tomás que acaba de fallecer,
justo íbamos a cenar, unas gachas que prepare, cuando al señor cura
han avisado.
*Tío Amores -¿gachas?
*Señora Blasa -Si hijo
mio gachas,, con sus “trocicos” de tocino, que yo “mesma”
sofreí en la lumbre de unos sarmientos.
*Tío Amores”-¿Pero no
sabe vuesa merced, que cuando hay finado de cuerpo presente en el
pueblo no han comerse gachas, ya que se presenta en la casa, y en la
sartén el dedo mete?.
*Señora Blasa- ¿Pero
que dices hijo mió?.
Aprovechando la confusión
de la señora Blasa, el Tío Amores, metió y saco rápidamente la
punta de un sarmiento en la sartén de gachas, dejando un hoyo en las
mismas.
*Tío Amores – Vea
vuesa merced el hoyo, el finado ya metió el dedo en las gachas.
*Señora Blasa- Hay que
asco, pues ahora mismo al barranco van.
*Tío Amores- No tire
vuesa merced las gachas, que los que somos pobres y no tenemos que
cenar, a tan poca afrenta no hacemos ascos, deme vuesa merced las
gachas, que yo “mesmo” las comeré.
Le dio la Señora Blas
las gachas al Tío Amores y este se fue de la casa.
Mas tarde volvió el
señor cura, Frei D. Alfonso Lujan y Cañizares, párroco de
Villafranca, venía muerto de frío, acordándose de la gachas, con
sus tropezones de tocino, envuelto recio en la capa.
*Señora Blasa -Hay que
desgracia tan grande padre, metió el Tío Tomás el dedo en las
gachas.
*Frei Alfonso -Pero que
dices insensata.
Le contó la señora
Blasa, lo ocurrido al Frei Alfonso, en esto llego el Tío Bartolo,
primo de la señora Blasa, que venía de tomarse unos vinos del mesón
de Villafranca, que lo regentaba una tal Consuelo, a la que apodan
Chela, moza de muy buen ver y que vestía con generoso escote, era
tan famoso el mesón en toda la comarca, que a los vecinos de la
Villa en vez de decirles Villafranqueros, en los pueblos aledaños
eran llamados “Cheleros”.
*Tío Bartolo -Padre, del
mesón de la Chela vengo, y allí están el Tío Amores y Eufrasio
“Mal Ara”, aquel mozo, que en fiesta de animas, se bebió en casa
de una de las Mayordomías dos porrones de mistela que también
llaman giniebla, y con el el seso nublado, unció yunta de mulas y
aró terreno sembrado en vez de arar barbecho. ¿Y a que no sabe su
paternidad que van a cenar?.
*Frei Alfonso -Gachas.
*Tío Bartolo- Razón
tiene vuesa merced, una sartén grande de gachas, con sus tropezones
de tocino, gloria daba mirarlas. Han invitado a la Chela, que hogaza
de pan ha puesto, para mojar la pitanza. Reíanse todos mucho por
cierta historia de finado, delante de los paisanos presumía el Tío
amores de cenar a costa del “Pedigüeño”, mientras que “Mal
Ara” con el seso algo nublado por el vino que había tomado
entonaba la coplilla que en perjuicio de su persona en ese mesón se
canta y que dice lo que sigue:
“Menudo cura tunante
que cobro la subvención
y llamando tonto al
“Volante”
lo dejo sin un vellón”
*Frei Alfonso-Madre del
amor hermoso, esta hazaña, ha de ser más famosa que aquella de los
cuescos, tenga la bondad señora Blasa, de sacar de la despensa el
tarro del arrope, que esta noche “cata” toca cenar.
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