Melitón
Salazar, siempre había querido ser periodista, pero debido a
circunstancias económicas, no había tenido la posibilidad de
estudiar, trabajando desde los 17 años, con la llegada de internet,
y la creación de una pagina Web titulada “Cosas que debería usted
saber” donde publicaba las novedades que sucedían en su pueblo, e
incluso las que sucedían en los pueblos vecinos, Melitón tenía por
fin la posibilidad de ejercer el periodismo, aunque de forma amateur,
y pequeña escala.
Una
de las propuestas estrella de la pagina, era una titulada, “Muestre
usted su casa” donde los vecinos tenían la posibilidad de que
Melitón les hiciera un reportaje fotográfico mostrando el interior
de la vivienda, esto había tenido gran aceptación entre los vecinos
de la localidad, ya que el número de visitas a la pagina había
crecido de forma exponencial desde la creación del apartado, debido
en muchos casos al morbo que esto despertaba entre los vecinos.
Con
su vieja Vespa y cargado con sus cámaras y grabadoras, Melitón se
dirigió a la Finca que llamaban de “Los Vetustos”, se trataba
de un antiguo caserón,, situado a las afueras de la localidad que
tenía fama de estar encantado, propiedad de Don Antón Figueroa.
Llego
a las puertas del caserón y llamo a la puerta, le abrió el propio
Antón.
-Buenas
tardes, dijo Melitón.
-Buenas
tardes, bienvenido a los Vetustos, pero pase, pase, le respondió
Antón.
El
caserón, se mostraba sombrío, con su silueta recortada contra el
atardecer otoñal, sin duda, había conocido tiempos más alegres, en
el mismo únicamente habitaba D. Anton un viejo ricacho, venido de la
capital, y un antiguo mayordomo que se llamaba Manolo, más viejo
aun que el dueño, que llevaba al servicio de la casa toda su vida, y
que concretamente ese día disfrutaba de su día libre, así que fue
el propio D. Antón el que atendió a Melitón.
Rompieron
el hielo, tomando café, donde D. Antón alabo el trabajo realizado
por Melitón, por la difusión de las actividades y noticias del
pueblo a través de su pagina WEB.
Posteriormente
Melitón realizo el reportaje fotográfico del interior de la casa,
con el que ilustraría su pequeña entrevista, cuando termino, no
pudo resistir preguntar a su anfitrión sobre la leyenda que pesaba sobre la
casa, ya que los vecinos comentaban que la misma estaba embrujada, D.
Antón, muy serio lo miró fijamente y le dijo:
-Es
cierto, que durante la noche en la planta de arriba, se oyen ruidos son en realidad crujidos debidos a la dilatación de los viejos materiales
utilizados para la construcción de la casa, que por parte de gente
supersticiosa, como Manolo mi viejo mayordomo que llegada la noche se
niega a subir a la planta de arriba, estos ruidos podrían ser
confundidos, con pasos o aperturas de puertas, o incluso con
lamentos llegados del más allá, pero ya le digo, se trata de
falsas apreciaciones creadas por el propio miedo, y luego esta la
leyenda de Pepito, dijo D. Antón.
-¿Pepito?
, pregunto Melitón.
-Si
al parecer, era el único hijo del primer propietario de la casa,
murió debido a que enfermo de pulmonía, como consecuencia de esto
el padre entro en un estado de pena y abatimiento, que le llego a
desatender sus negocios y el pobre hombre termino arruinado, lo que
le obligo a vender el caserón, la casa ha ido pasando de unas manos
a otras, y algunos de los propietarios dicen haber visto a Pepito
asomado en la puerta de su habitación que se encontraba en la planta
de arriba, si la puerta que ha visto usted entreabierta, por lo visto
el pasador de la puerta debe estar defectuoso y aunque la hemos
cerrado en varias ocasiones, la puerta siempre se queda entreabierta.
Debido a esta especie de leyenda o maldición, la propiedad se ido
devaluando, hasta que la he comprado yo, y le puedo asegurar que
llevo viviendo casi dos años en la casa y lo único que he escuchado
son crujidos y lo único que he visto ha sido a mi viejo mayordomo
encerrarse asustado en su habitación cuando llega la noche, del
pobre Pepito ni rastro.
Luego
la conversación se torno más mundana, y hablaron del tiempo, de
fútbol, y de temas más triviales, Melitón a agradeció a D. Antón
su hospitalidad despidiéndose del mismo.
-¿Cuando
podre ver el reportaje en Internet?, pregunto D. Antón.
-Mañana
mismo, le respondió Meliton.
Ya
en su casa , Meliton descargo, las fotos de su cámara digital en el
ordenador, sonrió, al llegar a la foto del final de la escalera en
la planta de arriba, donde se veía la famosa habitación de la
puerta entreabierta, aunque la sonrisa se le quedo helada en el
rostro, pues en la fotografía mostraba una especie de anomalía, una
imagen imposible, con ayuda de un programa de retoque fotográfico,
Meliton, amplio parte de la fotografía, un escalofrío de miedo le
recorrió la espalda, ya que la parte ampliada de la imagen,
mostraba la figura de niño asomado a través de la puerta
entreabierta, un niño que no estaba allí cuando Melitón realizo la
fotografía.
La
pantalla del ordenador le mostraba a Pepito, que miraba curioso a la
cámara desde el más allá.
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