En algún lugar cercano
a la Villa Franca de los Caballeros, el recién ascendido Teniente
Coronel D. Francisco Abad Moreno, al apodan “Chaleco”, en la
intimidad de su tienda, abriendo la cartera de cuero que siempre le
acompaña, saca pluma y tintero y se dispone a escribir en su diario
encuadernado en verde cuero, regalo de su esposa.
Siguiendo el habitual
ritual, vaso de vino caliente con añadido de canela, costumbre esta
sacada de los años que lleva guerreando con el francés y
encendiendo su pipa de barro cargada de tabaco de hebra extremeño,
regalo de un guerrillero de apellido Barroso, que sirvió junto a
“Chaleco” en la partida de Villanueva de Bogas, a las ordenes del
Teniente D. José Cacho, buen militar español y mejor patriota.
Saca su reloj de bolsillo
y abre su tapa de plata, en donde lleva engarzado el retrato de su
mujer, moja la pluma en la tinta y escribe lo que sigue:
La
Villa Franca de los Caballeros a 23 de marzo de 1812.
Pasadas
eran las once de la mañana, cuando a aparecido un emisario de la
Junta de Militar de la Mancha, traía este en su valija dos misivas
para mi,:
La
primera me han confirmado el ascenso a Teniente Coronel., cosa que a
decir verdad a estas alturas de la guerra, no me hace la más mínima
ilusión, hubiera sido mejor noticia, que me comunicasen que por fin
hemos logrado echar al francés y con ello el final de esta maldita
guerra que le esta costando la vida a tantos inocentes.
La
segunda se me ordena que espere junto a mis hombres acampanado en las
cercanías de esta población manchega la llegada del Sargento Mayor
Diego Martín Navarro y su partida a la que el francés apoda “Los
húsares de Camuñas”, a fin de atacar el polvorín de Villafranca,
custodiado por mis viejos amigos, el 13º regimiento de Dragones.
Sobre
la hora de comer, a llegado hasta esta posición la partida a las
ordenes del Sargento Mayor Diego Martín Navarro, militar de carrera
sin duda, aunque también sin duda buen patriota, pues a pesar de
esta circunstancia no se ha pasado al bando de los “juramentados”
esos traidores a las ordenes de su majestad “Pepe Botella”.
Traía
consigo un total de 100 hombre y con respectivos caballos, cuasi un
tercio se nota son, militares profesionales por el tipo de armas que
portan y los uniformes que visten, el resto guerrilleros al igual que
yo mesmo, armados con pistolas, trabucos y escopetas de caza.
El
sargento se ha sorprendido por dos razones, la primera al ver mi
vestimenta, compuesta de calzón pardo y botas de montar, blusa de
paño, Chaleco de lana y cachicuerna a la faja, sin oropeles,
galones y espadines propios de militares de Cuartel que nunca han
entrado en fuego, y segunda por que mis subordinados, a los que yo
considero cuasi hermanos me llaman “Chaleco”.
Repaso
con el la estrategia del ataque y le digo que lo mejor es atacar por
sorpresa y emboscados al estilo guerrillero, que es al fin y al cabo
lo que semos, ya que si ellos cuentan con su profesionalidad al ser
el calificados como el mejor ejercito del mundo, nosotros contamos
con el odio por los agravios y abusos recibidos, la mala leche y
tener los cojones bien puestos.
Pasadas
las siete, después de revisar armas y pertrechos, se ha presentado
en mi tienda, mi primer oficial Luis de Mejía al que en la partida
apodan “El Capador”, por la costumbre que tiene de capar a los
franceses acusados de violar a nuestras mujeres. Venia acompañado
por un mozalbete de no mas de 15 años, de nombre Antonio Abarca
Camuñas, natural de la Villa Franca, vestido con ropas propias de
pastor, armado con cachicuerna a la faja y una escopeta
“mocha”cargada de pólvora y perdigón lobero, atada con una pita
de cordel, que cuadrándose ante mi, me ha preguntado que si era aquí
donde había que apuntarse para matar franceses.
A
pesar de mis intentos para mandarlo a casa, me a contado la historia
de como los franceses ahorcaron a su padre ya que fue acusado de
ayudar a la partida de Francisquete “El Tío Camuñas” y que su
madre acababa de morir de pulmonía y hambre, y además me ha dicho
que casa no tenía ya que la incendiaron los franceses.
Al
final he dejado que se quedara, aunque he ordenado a Luis
encuadrarlo en la retaguardia del ataque.
La
Villa Franca de los Caballeros 24 de marzo de 1812.
A
las siete de la mañana, hemos asediado el polvorín, la lucha a sido
cruenta, durante su transcurso, el tal Abarca Camuñas,
desobedeciendo ordenes expresas se puso en vanguardia de las filas,
matando con su escopeta, a tres franceses de los 13 Regimiento, entre
ellos un Sargento, poco después al quedar sin pólvora asió la
cachicuerna y le metió algo mas que un palmo de acero a un cuarto
que se defendía con sable, lamentablemente recibió durante la lid
un tajo en las costillas que le termino por costar la vida.
Al
terminar la refriega, yacían muertos en el campo 39 Dragones
franceses de distintas graduaciones, además de hacer 48 prisioneros,
frente a 11 hombres de los nuestros finados, entre ellos el
mozalbete de la Villa Franca, por este hecho en un ataque de ira de
la que no puedo enorgullecer, he ordenado a Luis que adornara
aquella encina colgando de ella a los tres prisioneros franceses de
mayor gradación, para que sepan estos “Hideputas” que matar
niños en España, no sale gratis.
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