Melitón
Salazar, recibió la llamada telefónica con cierta sorpresa, resulta
que un amigo suyo, le había preparado una entrevista nada más y
nada menos que con Baltasar Cavero Andreu, que se hizo famoso, ya que
un día de diciembre de 1975 por un raro encuentro con humanoides
ocurrido en una majada de ovejas en el término municipal del Burgo
de Ebro, llegando incluso a ser entrevistado por el famoso escritor
J. J. Benítez.
Así que
una vez más Melitón Salazar cargo su vieja vespa con sus cámaras y
grabadoras y se puso en camino, había que dado en un Bar de la
localidad, a las 17:00 horas.
Transitando
por carreteras secundarias tuvo un viaje bastante agradable, e hizo
el recorrido en casi cuatro horas, cuando llego al Bar “Los Amigos”
de la localidad de El Burgo de Ebro, Baltasar ya lo estaba esperando
sentado en la terraza del mismo, fumando un cigarro.
Melitón
se presento y entro en el local para pedir un café, trayéndose
también otro para Baltasar.
-Hacia ya
mucho tiempo, que nadie me preguntaba ya por lo que paso aquel día
en la Majada, dijo el anciano.
-Ya se
que usted estará harto, de contar siempre lo mismo, ¿pero me lo
podría contar de nuevo?, pregunto Melitón.
-Pues la
cosa ocurrió así, yo antes tenía una moto era una vieja Derbi
Atocha con la que iba a trabajar a la majada que esta a unos 5 km del
pueblo, ya como verá sigo teniendo la majada, pero ni tengo ganado,
ni tengo moto, pues como le iba contando, sobre las cinco de la tarde
de un día del mes de diciembre de 1975, termine la faena con las
ovejas, cogi la moto y me dirigí hacia mi casa en el pueblo, estaba
ya atardeciendo, sabe usted que por esas fechas, se hace de noche a
las seis de la tarde, cuando circulaba por un paraje al que aquí le
decimos "La Vega”, vi lo que me parecieron dos personas, vestidos
como de blanco con una franjas azules, que iban desde los hombros a
la cintura, pensé que sería la pareja de la Guardia Civil.
-¿Uniformes
de color blanco?, pregunto Meltón.
Baltasar,
saco un paquete de Ducados y le ofreció un cigarrillo a Melitón.
-Si de
color blanco, la verdad es que me choco bastante, pero como en esa
época las cosas estaban cambiando tan deprisa, pues me dije yo, a lo
mejor les han cambiado el color del traje, el caso que otra de las
cosas que me causo sorpresa, es que esos dos tipos andaban realmente
deprisa, aunque iban en la misma dirección que yo, no pude
alcanzarles con la moto, no es que yo corriera entonces mucho con
ella, pero es que lo que pensaba que eran dos Guardias Civiles,
andaban muy deprisa.
-¿Andaban?,
no irían corriendo, pregunto Melitón.
-No, no
iban andando, eso si a grandes zancadas, al llegar al cruce de
caminos, que ya conduce al pueblo, los perdí de vista, concluyó
Baltasar.
-¿Y
después que pasó?, pregunto Melitón.
-Después
la vida continuo igual, ya sabe madrugando para ir a atender el
ganado, echarles el pienso, ordeñar, lo normal, hasta que pasados
dos días, me encontraba yo terminando de comer en la cocina que
tengo en la majada, cuando sentí un gran alboroto que provenía de
los corridos, se oía balar a las ovejas y ladrar a los perros, desde
la cocina hay una puerta que da directamente al corrido, puse el ojo
en cerradura, y lo que vi me lleno de espanto, pues volví a ver a
esos dos tipos, el ganado asustado se apelotonaba en una de las
paredes del corrido, no se cuanto tiempo estuve allí, pero le puedo
asegurar que aunque yo no soy una persona miedosa ese día manche los
calzones, cuando me tranquilice, salí al exterior cogi la moto y
redirigí al cuartel de la Guardia Civil del Burgo del Ebro, le conté
todo esto a los civiles y el sargento de entonces un hombre recto
pero buena persona junto con la pareja de servicio me acompañaron
ala majada, en la misma encontramos tres ovejas muertas, que habían
dido asfixiadas por sus compañeras, encontramos también a “Curro”
uno de los perros muy nervioso, pero “El flaco” el otro perro,
ese no estaba, aunque me pase luego varios días buscándolo, ya
nunca apareció, y esa señor Melitón es la historia, luego como
sabrá a raíz de la entrevista con ese periodista, Benítez, me
hice famoso, y todos los investigadores de los platillos volantes
querían entrevistarme y hacerme fotos, aunque yo siempre les decía
que yo nunca había visto un platillo volante, acompañe a muchos de
ellos a la majada, algunos llevaban extraños aparatos y realizaban
mediciones por los sitios del camino donde yo decía que había visto
a esos hombres, en fin, nunca me pagaron ningún dinero aunque eso si
en esa época tome muchos cafés gratis, luego fue pasando el tiempo
y a historia se fue olvidando hasta que hoy usted me la ha vuelto a
recordar.
Melitón,
desactivo la grabadora y guardo su cuardeno negro de notas, igual que
el que llevaba Iker Jiménez cuando entrevistaba testigos o se
documentaba para escribir algún libro y le dio las gracias a
Baltasar, al despedirse este le dijo.
-He visto
que tiene usted una Vespa, dijo Baltasar.
-Si y me
espera un largo camino, le contesto Melitón.
-Pues
tenga cuidado, y no se vaya a encontrar usted con los “Civiles”
vestidos de blanco.
En ese
momento Melitón sonrió, al anciano, aunque sintió un extraño
escalofrío que le recorría la espalda.
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